domingo, 22 de julio de 2007

"Pero la mujer que jamás olvidé, es aquella que jamás me lo pidió..."

Con éstas palabras, una voz que denota vigorosamente el peso de los años, Amoroso Renato finaliza el relato autobiográfico; la historia de aquella mujer que vio por última vez a sus 16 años: Malena.


Inspirada en un relato corto de Luciano Vincenzoni, “Malena (2000)” es la segunda película que miro de Giuseppe Tornatore y también es la segunda que me deja con la exquisita sensación que queda después de ver un excelente film.

Encarnada en la pantalla grande por la bellísima Monica Bellucci, la sensualidad y la fascinación del personaje de Malena enamora a cualquiera. No es de extrañar que represente además el sueño de este adolescente, interpretado por Giuseppe Sulfaro.

En el contexto de la II Guerra Mundial, Malena se convierte en el epicentro del escándalo pueblerino, cuando al quedar viuda y no tener que comer, se ve obligada a dedicarse a la prostitución.
Amoroso Renato se convierte en su sombra, en su amante en secreto, “la cuida” y “la defiende” -mediante actos anónimos de vandalismo juvenil e inofensivo- de los chismes del pueblo en contra de ella. Renato la ama en silencio, la espía religiosamente, voyeurista, durante el día con su bicicleta, durante la noche a través de un pequeño hueco que da adentro de su casa. Sólo él está tan cerca –¡con esos ojos tan expresivos!-. Sólo él entiende a la dulce diosa de sus sueños.

La fotografía impresionante de Lajos Koltai* es simplemente majestosa, exaltando mediante planos muy amplios la belleza de la costa siciliana. El tratamiento sobre ruedas que le da la bicicleta nos lleva “rodando” a través del film, mientras contemplamos reiteradamente a la hermosa Malena.

La cámara siempre en movimiento, acompañando a manera de danza las “coreografías” de los personajes en una exquisita puesta en escena; la acentuación de los sentimientos mediante recursos como la cantidad de veces que se repite un diálogo, o la cantidad de personas que realizan una misma acción; el humorismo fino; la música de Ennio Morricone; y la mejor dosis voyeurismo y fetichismo a través del espionaje en bicicleta, entre tantas otras, confirman que Tornatore es un hábil maestro del relato fílmico, quien inicia "Malena" con estas primeras palabras:

"Yo tenía 13 años. Un día, a fines de la primavera de 1941, la vi por primera vez... Lo recuerdo muy bien porque esa misma tarde, mientras Mussolini le declaraba la guerra a Francia y a Gran Bretaña, yo recibí mi primera bicicleta".



*nominado al Óscar (2000) por su trabajo en "Malena".


sábado, 7 de julio de 2007

Que bonito es un entierro (Fando y Lis,1968)

Fando y Lis es una adaptación de la obra homónima de Fernando Arrabal y cuando se proyecta en el festival de Acapulco en México, el director Alejandro Jodorowsky tiene que salir huyendo tras un intento de linchamiento.

"Su cine llama especialmente la atención por ser impactante, chocante, transgresor, incluso escandalizador y con elementos esotéricos y con una atmósfera surrealista."