domingo, 27 de enero de 2008

Descubriendo a Bela Tarr.


A partir de uno de los cuentos del escritor László Krasznahorkai, el director Húngaro Bela Tarr llevó a la pantalla grande “La Condena”.

La temática podría ser “una historia de amor y traición”, una trama aparentemente simple y “primitiva”, sin embargo, el guión es otra cosa.

El cine es un texto que se sigue escribiendo a partir de la película misma y es absoluto que “La Condena” logra perfectamente esta construcción de textos posteriores. Después de verla, la audiencia querrá investigar, ver las fotos y las escenas casi obsesivamente, para volver a sentir así, conmocionarse y suspirar de nuevo. Es una película de sensaciones, cine que te pone a pensar, pero que antes te atrapa, y después te destruye el cerebro.

La sensualidad y la crudeza de los personajes los vuelve cercanos. El odio, la soledad, el amor, la perversión, la excitación y la tristeza se nos transfieren mágicamente, y las crisis dramáticas y existencialistas nos identifican en características y situaciones que todos experimentamos. “Podemos confiar siempre en la sensibilidad de gente. No es malvada por naturaleza; se limita a pecar si las circunstancias le obligan”, dice el director.

El director recurre al plano secuencia con movimientos de cámara sumamente lentos pero con demasiada acción dentro de cuadro. Entre paneos, travellings y zooms nos muestra de adentro hacia afuera la mente de los personajes y viceversa. Cada escena transcurre en tiempo real, entrometiendo a la audiencia en el escenario de manera casi voyeurista. El recorrido con la grúa nos lleva a través de la historia, jugando con el espacio dentro y fuera de pantalla, con una intriga exquisita por descubrir lo que no se muestra en el encuadre. Sería poco decir que la fotografía es impresionante; el diseño de iluminación en blanco y negro y la puesta en escena son sumamente finas y elaboradas, que junto con el arte irradian significados claros. La banda sonora acentúa simbólicamente cada concepto. A pesar de la realización tan compleja, la película mantiene un sentido narrativo fuertemente claro y descifrable.

Bela Tarr es un artista hablando un lenguaje que maneja a la perfección, un hábil maestro de la expresión cinematográfica. “La Condena” es atrevida, agresiva y penetrante. Todo aquel que quiera apreciar, puede deleitarse con ella a través de los selectos caminos del séptimo arte. “Debemos regresar a la belleza. Volver a descubrir la vida” dice Bela Tarr. Vale la pena hacer la prueba.

lunes, 14 de enero de 2008

Puff que escéna.

Ese plano secuencia.
Perros. Lluvia.
Titánic Bar.
La música de fondo, el recorrido...
Volví a sentirme así de triste.
Logra transmitir demasiado el sentimiento.
Esta mae toda desconsolada, cantando, personificando a la tristeza,
dejándose llevar en blanco y negro
mientras dice "take it or leave it"...



Ay que ver más Bela Tarr.

miércoles, 2 de enero de 2008

“La vida de la mente... no hay mapas para ese territorio. Y explorarlo puede ser doloroso.”

"Escribir surge de un gran dolor interno.
Tal vez provenga de descubrir que uno está en la obligación de ayudar a otros seres humanos a aliviar su sufrimiento.
No creo que ninguna obra sea posible sin ese dolor."

Barton Fink (Joel and Ethan Coen, 1991)