domingo, 26 de julio de 2009

Microscopio y Ultraviolencia

Por Iván Porras para La Malacrianza

Microscopio y Ultraviolencia

Una brutal embestida humana

Clasificada como ultraviolencia, la película Perros de Paja, del director Sam Peckinpah es altamente recomendada para antropólogos, gente que guste de Animal Planet, amantes del cómic con hemoglobina, cineastas en potencia y/o en especial a defensores intransigentes de la paz. Peckinpah expone su perspectiva, muy de autor, al tema de la violencia y la masculinidad.

Basada en la novela The Siege of the Trencher's Farm de Gordon M. Williams y bajo la puesta de un lenguaje cinematográfico independiente, la película se construye como una mirada psicológica de David Sumner, matemático de origen estadounidense, (Dustin Hoffman), y su esposa Amy (Susan George), quienes cambian su residencia a un pueblito de la campiña inglesa.

La serenidad de la pareja, se va quebrantando bajo una serie de sutiles circunstancias de hostigamiento y violencia pasiva: Charlie Venner, el exnovio de Amy es el trabajador que repara el garaje de su casa, junto a su pandilla de amigos de la juventud. Los trabajadores violan la privacidad de Amy en reiteradas ocasiones, primero al robarle un calzón, luego al observar su enagua al bajar del auto, a lo que ella reclama una acción por parte de su marido; acto seguido de una provocación de Amy al permanecer por instantes semidesnuda en la ventana frente a los hombres, en un reto recíproco de erotismo.


El introvertido David se presenta en contraposición a las confianzas y provocaciones de Charlie; el autor construye una atmósfera de violencia latente y contenida al principio para tornarse en un enfermizo conflicto de persecución y defensa.

Al parecer Peckinpah no quiere que nos identifiquemos con ninguno, más bien nos pone mediante su película en un nivel de distanciamiento constante, como de observadores de ese microscopio que muestra su historia. El ser humano visto desde arriba, analizado en sus relaciones entre individuos y en sus experiencias personales.

El desprecio que se le atañe, no es hacia la mujer, no es hacia los campesinos ingleses, no es hacia el académico americano; sino probablemente sea hacia a todos. Se gesta un experimento de variables relativamente controladas, no necesariamente verosímil a la realidad por sus acentos, pero definitivamente nada alejado los desenlaces que se leen en la sección de sucesos de cualquier periódico.

El experimento continúa y nos lleva a conocer a los individuos y sus experiencias en situaciones de una brutal embestida humana.

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