lunes, 30 de abril de 2007

Legislación cinematográfica brasileña: un ejemplo a seguir.

El consumo de obras culturales, entre ellas las audiovisuales, es una forma de educación y de fortalecimiento de la identidad de un pueblo.

Según el informe de Desarrollo Humano publicado por la ONU en julio de 2004, “…Estados Unidos, Gran Bretaña y China representan el 40 por ciento de todas las exportaciones culturales del mundo, mientras que América Latina y el Caribe, sólo el 3 por ciento.” Partiendo de esta afirmación, nos encontramos ante la necesidad de tomar medidas políticas que fomenten el desarrollo del audiovisual en nuestros países
Si estudiamos los diversos escenarios de nuestros países hermanos, podríamos concluir sin duda, que la legislación cinematográfica de la industria brasileña es un ejemplo a seguir.

En las décadas de los 50 y 60 el Cinema Novo marca la pauta del cine Brasileño, a partir del sugimiento de una estética nacional inspirada en el neo-realismo italiano. “Uma câmera na mão e uma idéia na cabeça” (Una cámara en la mano y una idea en la cabeza) era el lema que reuní las característas de esta tendencia de cine de autor, bajo presupuesto, interesado por temas sociales: primero temas rurales, luego temáticas más urbanas, etc. Vidas secas, de Nelson Pereira dos Santos y Deus e o diabo na terra do sol (Dios y el diablo en la tierra del Sol), de Glauber Rocha son algunos ejemplos.

Pero volviendo a la legislación, desde 1969 el Cinema Novo se ve reforzado por la creación de Embrafilm (organismo estatal encargado del financiamiento, co-producción y distribución del cine nacional), motivando el crecimiento de la industria hasta llegar a los años 80 con una producción que se puede denominar comercial, pues se alcanzó una producción de hasta 100 películas en un año. Lo anterior fue hasta 1990, ya que el actual presidente de la república Collor de Mello, cerró dicha organización, poniendo en grandes aprietos a una industria hasta el momento creciente, ya que a partir de dicha resolución, no produjo ningún largometraje por un periodo de 5 años.

De acuerdo a un informe presentado Octavio Getino (Getino, Octavio. Industria del cine en Brasil –Salas y Distribución 2001), cineasta argentino, así como disminuye la producción nacional, disminuye la asistencia del público a las salas. La asistencia a proyecciones pasa de 200 millones de personas en el año 1971 a 164 millones en 1980, 95 millones en 1990 y 70 millones en 1998. La cantidad de salas de cine también experimenta una disminución que va 3000 mil salas en 1970 a 1300 en 1990.

Los anteriores datos reflejan que la producción de cine nacional es fuertemente dependiente y sensible a las políticas de apoyo al sector.

Para beneficio de la producción cinematográfica brasileña, con la llegada de Enrique Cardoso al poder, se promueve la no intervención del Gobierno en el cine mediante la Ley de Incentivo Fiscal, se crea el Grupo de Estudio para el Desenvolvimiento de la Industria Cinematográfica (GEDIC) y la Agencia Nacional de Cine (ANCINE), reestableciendo los valores de producción que se experimentaron en décadas pasadas.

Si bien es cierto, con “una cámara en la mano y una idea en la cabeza” se pueden hacer muchas cosas; con una legislación que impulse y financie dichas ideas, se podría hacer que estas cosas fueran mucho mejores; fomentando el consumo y la exportación de obras culturales audiovisuales, las que como se dijo anteriormente, representan una forma de educación y de fortalecimiento de las identidades de los pueblos.

Por eso Brasil, es un ejemplo a seguir.




Otra info:
http://www.miradas.net/2006/n53/estudio/deuseodiabo.html

1 comentario:

Amorexia. dijo...

mmm.., la chusma hasta por aquí sale!!! jajaj Bueno, interesante el post y el blog. Adelante!